jueves, 15 de febrero de 2007

La entrega y la adoración


Considerar que el corazón de la adoración está relacionado con lo que entregamos a Dios de nuestra vida debe ser motivo de reflexión para todos. Todos tenemos algo que consideramos muy nuestro y de nadie más: nuestras posesiones, nuestros pensamientos, nuestras amistades, nuestra vida profesional, etc. Inconscientemente quizá consideremos esos aspectos como muy nuestros. Como si un blindaje de alto calibre los envolviera limitamos su acceso sólo a aquello que queremos y sólo cuando queremos (incluyendo al Señor).
Esto parece que no es algo exclusivo de nuestro tiempo: Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra la historia de Ananías y Safira (Hechos 5:1-11) y la forma en la que intentaron engañar al Espíritu Santo con la heredad que habían vendido para la obra de Dios y de la cual extrajeron parte de las ganancias para beneficio propio. No estaba en su corazón dar todo al Señor y por ello tuvieron consecuencias fatales.
En contraste la Biblia nos narra historias de hombres de fe que a pesar de tenerlo todo se dieron a Dios y Dios los bendijo:
  • Moisés llegó a estar en las máximas esferas del poder del imperio Egipcio y renunció a todo para cumplir la misión que Dios le había dado: liberar a Israel del cautiverio. Entrego su vida a Dios por completo y Dios le dio grandes victorias.
  • Abraham dejó su tierra y su familia y se trasladó -en obediencia a Dios- a una tierra que no conocía y Dios le dio gran abundancia. Aún Dios le pidió su hijo Isaac y él no escatimo en entregárselo . Dios pudo ver en él una gran fe de tal manera que no permitió que sacrificara a su hijo.
  • David no escatimaba en dar ofrenda a Dios. Ofrenda que significara ningún esfuerzo le parecía inválida y en su gran corazón expresó: Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo y de lo recibido de tu mano te damos.
  • Y que podríamos decir del mismo Jesús, del cual Pablo dice cuando escribe a los Filipenses que no estimo el ser igual Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Hoy te invito a descubrir este tesoro: entregar todos los aspectos de nuestra vida al Señor como una adoración perfecta. Especialmente aquellos que guardamos celosamente y que sentimos muy nuestros.

¡Cuanta razón tenía Pablo de recomendarle a Timoteo que orara en todo tiempo, levantando manos santas! De alguna forma esto representa un acto de rendición, entrega y adoración al Señor.

¿Podrás hoy rendir tu ser al Señor?




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno pues PdC:

Yo creo que es muy importante lo que es la adoración, que no es nada mas un tipo de música o ir ala iglesia y cantar, sino que es algo mucho mas profundo que eso. La biblia dice que Dios mismo BUSCA adoradores, y yo creo que el adorar es toda tuvida , es reconocer que no es tuya, que el Señor te la prestó y que el único uso que puedes darle y el único valor que lepuedes dar, es adorando a Dios. Ojalá que todos pudiéramos y realmente nos esforzaramos por tener una vida adoradora, y así reflejar almundo que la Cristo es la esperanza.
DLBM!! atte: Norma

Ricardo Quintero dijo...

Así es Norma, no importa lo que hagamos, siempre debemos hacerlo "como para el Señor": ese es el mejor testimonio. Habla más que nuestras palabras.